viernes, 26 de febrero de 2010

En El Cairo no llueve, en El Cairo diluvia!

Por extraño que parezca, ayer en El Cairo, llovió. Y no una simple lluvia calabobos, sino que fue una tormenta en toda regla. ¿Por qué escribo sobre esto? Porque es que aquí que llueva es extraordinario, porque desde que estoy aquí a penas han caído 3 gotas en 2 días sueltos excepto el día de la fiesta del cordero. Porque este es un país que acusa una gran sequía y donde la mayor parte de su territorio es zona desértica sin posibilidad de que allí haya vida humana. Ayer se celebreba el día del cumpleaños del Profeta Muhammad, y quién sabe, lo mismo fue por eso, a modo de milagro, por lo que tal acontecimiento extraordinario sucedió.


El cielo empezó a ponerse oscuro, pero bueno, eso ya ha pasado otras veces sin que por eso termine lloviendo. Al poco empezaron los truenos y relámpagos similares a los de las películas, el cielo negro e iluminado por destellos fluorescentes y acompañado de un aire que hacía retumbar nuestro adorable salón... y después pues lo lógico, lluvia a mares! Lo raro, empezamos a oir pedradas y es que para nuestra sorpresa estaba granizando! Y la gente andando por la calle como si nada, como si eso fuera una cosa normal en esta ciudad!


No pudimos tomar fotos de ello porque cuando nos dimos cuenta nos estaba entrando agua en las dos habitaciones y el salón, así que corriendo a mover los muebles y quitar las cosas de al lado para que no se nos empaparan. Las construcciones en este país desde luego que no tienen desperdicio... estamos pagando 500€/mes de alquiler por una casa que es bastante grande pero que cuando hace aire, tiembla, y cuando llueve se nos inunda... el agua si se descuida no sube hasta el piso 12 y los aparatos de Aire Acondicionado / Calefacción son parte de la bonita decoración de la casa.



domingo, 21 de febrero de 2010

Siwa o Wāḥat Sīwah para los bereberes

Decididos a ver lo máximo posible en el tiempo que nos queda, el fin de semana pasado pusimos rumbo a Siwa, un Oasis a casi 800 kilómetros de El Cairo (560 según Wikipedia pero eso debe ser trazando una línea recta de punto a punto sin tener en cuenta la única carretera que te lleva hasta el lugar...). El viaje empezó miércoles por la tarde y acabó domingo de madrugada...



Para llegar allí hay pocas opciones, o vas hasta Alejandría y allí coges un bus hasta Siwa, o vas hasta Marsha Matrouh y haces lo mismo, o te coges un autobús directico Cairo-Siwa. Ésta última nos pareció la mejor opción, 9 horas de viaje en un autobús que sólo nosotros pensábamos que era coche-cama... al llegar a la estación ni coche cama ni asientos confortables, un autobús post guerra era el que nos iba a conducir a nuestro ansiado paraíso a través de un interminable desierto. Sentados, a las 18.45, en marcha y fuera de El Cairo, a las 20.30. Pronto empezamos a desesperarnos, baches, luces y un par de películas locales para ambientar a la gente y no dejarnos dormir a los que no entendíamos ni papa. Con frío, sucios y una maleta llena de barro, llegamos a Siwa a las 5.45 de la madrugada, alhamdulillah! Y la primera impresión a esas horas de la madrugada es la misma que tienes al ver una película del oeste cuando todo el mundo ha abandonado el pueblo y sólo hay polvo y matorrales... pues lo mismico allí, nadie por la calle, una fortaleza en ruinas y unos cuantos burros rebuznando.


Al hotel llegamos sin mucha dificultad, el pueblo es pequeño comparado con El Cairo, y con pequeño me refiero a que es más pequeño que el mío, una única carretera que conduce a todas partes... La recepción, desierta, y cuando por fin aparece el recepcionista, nos dice que la reserva que habíamos hecho pan, pijos y habas como decimos los murcianos, que no hay baño para nosotros... para qué nos molestamos en reservar? Pues ni idea porque no se adelanta nada. A los 10 minutos, hartos de estar allí de pie plantón en la recepción, por fin nos dieron una habitación con baño propio y unos cuantos mosquitos como clientes especiales. Dormimos un rato hasta que los mosquitos nos desquiciaron y por fin a la calle.



Alquilamos un par de bicis para poder ir a nuestro aire viendo la ciudad y las afueras, y la primera parada en el Cleopatra Spring, una piscina natural de agua templada y cristalina en medio de miles de palmeras y caminos destartalados. Asfixiados por el sol y la bici, la sensación de encontrar un oasis en medio del desierto ya podemos describirla, la leche! Nos sentamos en una de las 2 cafeterías a tomar un tentempié y a la piscina. El agua buenísima, burbujeante y con moho saliendo a la superficie constantemente. Lo malo, que hay que respetar las costumbres locales y hay que bañarse con ropa. Y es que las mujeres en esta ciudad/pueblo ni se ven, van montadas en los carros tirados por burros y dirigidos por niños y llevan la cara cubierta con un pañuelo negro. Andando no vimos mujeres, por las calles tampoco se dejaban ver; triste, pero es la cultura imperante y poco más se puede hacer que observar, callar y tirar para otro lado.



Después de tan ansiado y reconfortante baño, a la bici otra vez y carretera y manta hasta llegar al Templo de Umm Obayd del que sólo queda en pie un trozo de pared. De ahí al Templo del Oráculo de Ammon donde Alejandro Magno iba a consultar no sé muy bien el qué, y finalmente a Gebel al Mawta o "Montaña de los Muertos", necrópolis de la época romana que contiene varias tumbas de piedra. Aquí, rojos es poco para describirnos con el sestero que nos pegaba, pero sólo nos faltaba un sitio más, la Isla de Fatnas con otro baño natural y con una vista especial del atardecer sentados en sillas de palmera y bebiendo zumos de limón.



El día dio mucho de sí, pero aun así salimos a ver el fuerte de Shali, ciudad construida en el siglo XIII a base de barro, sal, yeso y palmeras pero que quedó prácticamente arrasada por unas lluvias torrenciales en 1926. Allí, a los pies de la fortaleza, hay un hotel con una terraza que cuenta casi seguro con una de las mejores vistas de la ciudad, se ve entera. El precio, como el de cualquier otro restaurante; la comida, buenísima. Un día menos.



Día 2. Mosquitos, puñeteros mosquitos otra vez que no nos han dejado pegar ojo. La habitación con baño propio, sin agua, me cago en el recepcionista que nos la ha metio doblá! Pero bueno, merece la pena aguantar un poco porque fuera del hotel la vida es otra. La fortaleza, increíble, pero destrozada. Después de dar otra vuelta a la manzana del pueblo, a esperar a que la gente volviera del rezo semanal por excelencia y nos sirvieran algo de comer antes de irnos al desierto. La comida, otra vez de lujo.

Llegamos al hotel y para nuestra sorpresa, el coche que nos esperaba no era un todoterreno como el del resto de tours, era una tartana azul escandilante con Alí dentro, nuestro guía a través del Mar de Arena hasta Bir Wahed. Las dunas del desierto increíbles, los oasis en medio de la nada también, uno de agua caliente, y otro de agua congelada. El tour recomendable para todo el que vaya a Siwa, estás media tarde recorriendo el desierto, disfrutando de la tranquilidad y de baños de ensueño y terminas viendo el atardecer en lo alto de una duna tomando un té egipcio con una hoguera improvisada. La cena, en el mismo sitio pero diferente terraza para disfrutar de las vistas. La noche, cambiamos la habitación por un bungalow pero el resultado el mismo, mosquitos pululando por todos lados...


Día 3. Visto todo, a relajarnos en el manantial de Cleopatra mientras se nos hace la hora de empezar el camino de vuelta. La duda, si coger un burro para llegar, una moto o una bici. Al final nos decantamos por la bici por ser el medio más libre para movernos y, probablemente, el que menos maree de todos los disponibles. El día fantástico, un sol de justicia y el agua de lujo. Sin quererlo demasiado, nos toca la vuelta... autobús hasta Marsha Matruoh a medio día para no esperar al nocturno y llegar a El Cairo a las 6 de la mañana y sin dormir, y una vez allí, bus hasta el Cairo, 5 horas más de camino, 11 en total de viaje.


En carretera, 24 horas, 135 pounds por persona. El hotel, 60 pounds por noche (con o sin ducha). Las comidas, 30 pounds por persona/comida. El tour en tartana, 140 pounds por persona. La experiencia y el viaje, no tienen precio. La gente, el paisaje, las costumbres y el relax de Siwa son algo de lo que hay que disfrutar mientras se está en Egipto.


domingo, 14 de febrero de 2010

Al-Fayoum Oasis, tan cerca en distancia y tan lejos en sustancia

Cansados del ruido y el gentío de la capital, cuando llegan los fines de semana lo que de verdad apetece es poder descansar un poco de todo y cambiar de aires, así que decidimos irnos al oasis, el más cercano a El Cairo, Al-Fayoum, a unos 90 kilómetros de distancia pero a más de 2 horas de trayecto a través del desierto. Como aquí no tenemos coche y alquilar uno para hacer 180 o 200 kilómetros no nos sale muy rentable, pues allá que nos fuimos en un bus público. La estación está a las afueras de la ciudad, pegada a las Pirámides, por lo que salimos directamente rumbo al oasis sin tener que atravesar la ciudad entera.


El viaje, baratísimo, las condiciones, un tanto pésimas... de casa a la estación de autobuses de El Mounib nos gastamos 3 pounds, y el bus costaba 7 pounds para egipcios, 10 para los guiris (algo más de un euro), Pepe y yo, los únicos en el autobús... higiene, ninguna; comodidades, las justas. Por suerte íbamos en primera fila y teníamos un poco más de espacio. Pasajeros, incontables. De la estación salimos los 50 o 55 pasajeros que pueden ir sentados, y desde la estación hasta las Pirámides paramos unas 4 o 5 veces para recoger a peatones, y hasta la última parada bien, sólo habían subido 5 personas más al autobús, pero al llegar a las Pirámides los egipcios se daban empujones, puñetazos y cualquier otra cosa con tal de asegurarse 30 cm de diámetro dentro del bus y poder viajar a Al-Fayoum... el precio, el mismo, 7 pounds aunque pases más de 2 horas golpeándote la cabeza contra el televisor, no puedas girar la cabeza de lo abarrotado que va el bus o no puedas quitarte ropa del calor que empieza a hacer. Después de todo, no fue tan malo para los que teníamos asiento.


Al llegar al pueblo, más miseria que en El Cairo, pero nosotros con las mismas a buscar un taxi para ir al hotel que estaba junto al lago a 35 kilómetros del bullicio. Un paraíso si lo que se busca es descansar porque es que no hay nada que hacer ni ruidos que escuchar. Descansar, pasear, dar una vuelta por el pueblo, ir al lago y pocas más son las opciones que hay si no quieres tener que coger un taxi.


Así que llegamos y fuera, a pasear y ver el poblado, Tunis Village, un pueblecito junto al guest house donde el ratio niños/adulto debía ser algo así como 8/1... críos de todas las edades trabajando desde que pueden mantenerse en pie, yo no sé si contarán con algún tipo de educación pero por allí no se veía nada que hiciera pensar que era una escuela...


Casi al final del pueblo nos encontramso con Mahmud, un egipcio del terreno que nos invitó a sentarnos en el jardín de su jefe con el propósito de mantener una conversación egipcio-castellana... que fue lo que hicimos, él hablaba árabe, nosotros castellano, y hartos de no enterarnos dijimos que teníamos que seguir con la ruta... Ahmed, el hijo mayor de 4 vástagos era una fiera.


Seguimos andando por el pueblo y más de lo mismo, gente que te invita a pasar a casa a tomar un té, animales sueltos, niños a montones y de los adultos, ni rastro.


Después de recorrer medio poblado, nos fuimos al lago que estaba empezando a atardecer y allí hacía fresquico. Aguantamos hasta que los mosquitos empezaron a ponernos de los nervios y de vuelta al guest house a tumbarnos en las tiendas beduinas a no hacer nada más que cascar y cascar hasta que otra vez los mosquitos nos hacen desistir y nos tenemos que poner a cubierto.


Por las noches en el restaurante del hotel hay música local, así que estuvo bastante amenizada la velada con egipcios tocando y los guiris bailando.


Cuando dijimos por hoy ya está bien, fuimos a nuestra chocica a descansar que el día había dado bastante de sí desde las 8 de la mañana que empezamos.


A la mañana siguiente pues otra vez lo mismo, rumbo a Tunis Village a ver si encontrábamos algo distinto, así que si el pueblo tenía 2 calles y ya habíamos recorrido una, el segundo día no nos quedaba más opción que ir por la otra. Y otra vez igual, calles llenas de niños jugando y trabajando, gente amable que te invita a pasar a casa, y tanto va el cántaro a la fuente que al final acabamos dentro de una casa con 20 personas alrededor y todos de la misma familia. Quisimos echar una foto pero sólo los críos querían aparecer... estuvimos una hora tomando un té natural buenísimo y tratando de comunicarnos y hacernos entender aunque no lo conseguimos ni pa la de tres... y ya iban 2!


De vuelta al guest house nos encontramos con un grupo de niños donde sólo ellos trabajaban cargando ladrillos de un sitio a otro, los más pequeños 3 y los más fuertes 5... es una pena ver que estos críos no tienen acceso a muchas cosas que para nosotros pues son derechos básicos como puede ser la educación, pero por otro lado da envidia ver que son desde niños personitas comprometidas y que apoyan el hombro sin problema alguno cuando es lo que se espera de ellos e incluso cuando no es así.


Ya si que nos quedaba poca cosa que ver así que de vuelta al hotel y a preparar la vuelta a El Cairo, por más que nos pese!


Una vez allí nos encontramos con otro grupo de españoles que habíamos visto la noche anterior en la berbena, así que antes de volver a casa nos fuimos a ver un castillo en reconstrucción a pocos kilómetros del hotel, seguido de una comida buenísima tipo picnic y vuelta a casa con otra pareja de españoles sin tener que soportar el exceso de pasajeros de los transportes públicos, Alhamdulillah!


Hoy, de vuelta a la oficina pero un poco renovada y esperando el momento de irnos a Siwa!

jueves, 11 de febrero de 2010

Tráfico, atascos, pitidos y atropellos!

Como muchos de los que estáis al otro lado ya sabréis, el tráfico en esta ciudad de minaretes es algo más que una pesadilla... un continuo ronroneo de motores cruza la ciudad de punta a punta las 24 horas del día, pitos por doquier, atascos insufribles cuando intentas coger un taxi y conductores frenéticos e impacientes por avanzar 3 metros cada 20 segundos...


Bueno, pues eso se puede sobrellevar, te juegas la vida cuando intentas cruzar una calle o cuando montas en un taxi porque normas de circulación estándar no existen, aquí todo vale y da igual de la forma que lo hagas pero si llegas a tu destino puedes estar agradecido. Carreteras de 3 carriles pasan a convertirse en 6, el disco de dirección prohibida parace ser que aquí tiene un significado completamente distinto porque no hay egipcio que lo respete, ni esa ni ninguna otra señal que esté anclada a un palo.. y con lo semáforos pues un tanto de lo mismo, los pocos que se ven tienen el mismo papel que las luces de Navidad porque la gente sólo los mira sin entender muy bien el significado de las luces de colores y cambiantes por momentos... esto es de locos!


Y llega un día en que piensas, bueno, pues ya lo he visto todo, esto es lo que hay y lo que nos toca sortear el tiempo que nos quede aquí... así que vamos a tragalaperro y con la lengua fuera cruzando calles, con el alma en vilo cuando cogemos un taxi, y apelotonados cuando no nos queda otra que montarnos en el metro... y es que hasta ahora eso era todo, pero esta mañana me ha pasado lo que nunca, de casa a la oficina el trayecto siempre es el mismo y los riesgos también suelen serlo... cruzar un par de calles un par de veces y coger una calle totalemente desierta para llegar a la oficina... la calle desierta es lo mejor del trayecto porque es el único momento en que puedo bajar la guardia y mirar alrededor los puestos ambulantes, críos tenderos, puestecillos de comida y gente peculiar... y como cualquier otro día, pues así iba yo, mirando el puesto de los platos y el minarete que está al lado de la oficina cuando me veo venir de frente una moto con dos egipcios encima cascando por los codos y avanzando a una velocidad considerable hacia mí... y pienso, si por aquí no pueden ir a ninguna parte porque no hay calles donde meterse, sólo pueden seguir recto, así que deberían torcer... pero cada vez los tenía más encima mía... hago amago de torcer y se vuelven a recolocar con la intención de pasarme por encima... así que no me ha quedado otra que pegar un salto para quitarme del paso y el consiguiente grito estremecedor con el que todo el mundo se ha girado para mirarme... me cago en tó con el idiota! Ha sido lo primero que me ha salido... en qué piensa esta gente??? A partir de ahora voy a tener que salir de casa no sólo con un pañuelo que me cubra el ridículo escote que tiene las camisetas para evitar miradas indeseadas sino que voy a necesitar un paragolpes! Cuidado aquellos que andéis por estos lares porque no se sabe cuándo te puede tocar... PRECAUCION AMIGO PEATON!


martes, 9 de febrero de 2010

Esto no va de El Cairo, esto va de Murcia!

Hoy, leyendo los periódicos regionales y a través de nuestro gran amigo Facebook, pues voy y me entero de que un abogado murciano, supuestamente de prestigio nacional e internacional y, sin supuestamente, burro como él sólo, ha interpuesto una solicitud para que derrumben el Cristo de Monteagudo de Murcia... pero este tío qué quiere? Lo que alega es que España es un Estado aconfesional y que los símbolos religiosos deben derrumbarse, es que este es el único de la Región? ¿Qué pasa con las Iglesias, Catedrales, tradiciones de Semana Santa, Santos, Vírgenes y demás que hay por toda España? ¿Debemos destruir todo nuestro patrimonio?


Hace unos años coincidí personalmente con él ya que impartía parte de una asignatura de la carrera... cuando ves su tarjeta de entrada pues piensas, qué fiera el tío este, defiende causas perdidas... pero poco a poco empezó a hablar y lo que se veía es que lo único que quiere es aumentar su ego y ganar notoriedad y acaparar portadas de periódicos... con qué fin se puede solicitar algo así si no es con el de llamar la atención?


Personalmente no soy una persona religiosa, pero hay símbolos que caracterizan nuestra Región más que aludir a ideales confesionales... tenemos una Catedral que es preciosa, un Cristo que es un mirador perfecto para apreciar la ciudad, pequeñas ermitas llenas de encanto e historias, y eso no tiene nada que ver con la religión, tiene que ver con lo que conforma nuestra ciudad, igual que aparecen restos musulmanes y queremos que se conserven ya que es parte de lo que Murcia ha vivido, por qué se va a tirar lo que está visible?


No son muchos los murcianos que a lo mejor tengan cariño especial al Cristo, pero es que yo de pequeña hacía excursiones allí para disfrutar de las vistas y de un entorno entrañable que ya es difícil apreciar con el boom inmobiliario... así que tengo muy buenos recuerdos de este sitio... y es que además es un punto de refencia cuando vas en la carretera y lo ves, entonces es cuando dices, por fin estoy en casa!


Pues nada, con esto sólo quería poner de manifiesto públicamente mi cabreo y desapobración con este cateto de tres al cuarto que a falta de algo digno que hacer se dedica a quitarnos a los murcianos lo que es nuestro por derecho, nuestra historia.


domingo, 7 de febrero de 2010

Mercado de Camellos de Birqash

Ya teníamos ganas de empezar a ver algo fuera de El Cairo, así que miramos la guía y hay un mercado de camellos no muy lejos del centro y dijimos pues allá que vamos! Nos juntamos 10 y alquilamos una Van para evitar coger un taxi cualquiera y que nos estuviera mareando por la ciudad y al final no supiera llegar... así que llegamos derechicos al mercado! El madrugón y el frío hicieron un poco de mella en las ganas de salir de casa... la van nos recogía a las 7 y además es que esta semana en El Cairo está haciendo un frío a lo murciano... que por mucho que te tapes con arapos, los huesos los tienes helados!


Después de una hora de viaje llegamos al famoso mercado de Birqash... y la verdad es que la bienvenida invita más a irse que a entrar! Te reciben con un montón de egipcios rodeando a un camello a la vez que cantan y le pegan... ¿Para qué tal animalada? Pues le preguntamos al taquillero y nos dijo que es que así los animales bailan y los potenciales compradores ven que son jóvenes y con energía y las pujas pueden duplicarse... así que muchos de los que salían de allí iban sangrando y con el hocico / morro, o como se diga en los camellos, destrozado...


Además del dantesco espectáculo, lo siguiente antes de poder entrar fue pelearse por los tickets... según las guías el precio es de 5 Pounds... y sólo se cobran a los turistas, pero el simpático taquillero cambió el precio para multiplicarlo por 5 e inventarse la tarifa de cámaras de fotos... y después de discusiones, excusas, alegaciones y regateos más de la mitad del grupo pudo entrar sin pagar... pensaban los egipcios que eran más avispaos que los españoles!


Una vez dentro es cuando empieza lo interesante... beduinos a troche y moche sin parar de agitar sus varas para golpear a los camellos sin que a mí me quedara muy claro cuál era el propósito, niños que no saben otro oficio más que el de agitar su pesado palo porque no han pisado la escuela en la vida y desde que tienen uso de razón están continuando con el negocio familiar, beduinos sentados comiendo pipas mientras son otros los que pelean por un camello u otro, y entre tanto caos grupos de extranjeros con cámaras de fotos inmortalizando discusiones, pujas, animales, personas y demás.


Muchos de estos camellos salen de allí para terminar alimentando a la población, la carne de camello es de las más sanas por su bajo nivel de colesterol (según dicen) y aunque sabe un poco insípida su precio la hace más que asequible a gran parte de la población. El precio que alcanzaba un camello oscila entre las 3.000 y las 8.000 libras egipcias, entre 400 y 1.000 Euros, y depende de lo joven que sea (cuanto más joven más tierna será la carne) y de lo fuerte o enérgico.


Para haceros una idea podéis ver el mercado aquí aunque a mí me dió la sensación de que en persona era mucho más brutal... oir a los camellos gemir por los varazos constantes y la impotencia de no saber qué hacer, si sentarse o levantarse, si andar o parar, si cruzar o seguir en línea recta...


La gran mayoría de los camellos llevaban una pata delantera atada para que no pudieran salir corriendo fácilmente... aunque a la pata coja tampoco es que fueran despacico!


Muchos de los camellos que aquí se venden viene de Sudán e incluso de Somalia y es que Birqash es el mayor mercado de camellos africano. Los que llegan desde Sudán lo hacen después de la Ruta de los 40 días que los lleva hasta Abu Simbel y una vez dentro del país llegan a Birqash hacinados en camiones. Muchos pueden llegar en pésimas condiciones y los desafortunados que corren esta suerte son sacrificados y su carne vendida directamente a las carnicerías.


lunes, 1 de febrero de 2010

Cosas del fútbol... y de la cultura

Ayer por fín se jugó la final de la Copa África: Egipto vs Ghana. Si eso pasa en España y somos los que estamos en la final, lo normal es que nadie vaya a un curso de francés donde en 2 horas y media al día que se dan de clases no se aprovecha más de media... pero no, ahí estaban casi todos nuestros compañeros diciendo que es que ellos deben estar ahí aunque por ello se pierdan el acontecimiento futbolístico del año. Lo que hicimos fue terminar la clase 15 minutos antes y así poder ver el final de la seguda parte... así que ahí que nos plantamos Pepe y yo con nuestros egipcios preferidos (conocemos pocos más) en un bar en medio de la calle y con gente sentada por todos los rincones... y por lo que se veía en la tele pensábamos... estos fijo que pierden!, y a mí me venían a la mente imágenes de cuando perdieron contra Algeria y decía yo no quiero estar aquí cuando eso pase! ... Pero bueno... se oían uyyyyys y demás cuando los de Ghana se acercaban a la portería contraria... hasta que de repente empezaron a oirse trompetas, pitos, tambores y cantos y es que Egipto marcaba a 5 minutos del final (más o menos) y los egipcios empezaron a volverse locos... with football we are crazy! me decía mi compañero Mohamed.


Y a partir de ahí el resto os lo podéis imaginar pensaréis... pues no, para nada! Echamos a andar hacia Midan Tahrir, donde se concentran cuando ganan, y al principio nada que envidiar a lo que hacen los españoles, los coches pitando, banderas ondeando en el aire, críos corriendo con camisetas de fútbol y la bandera nacional pintada en los mofletes... y de repente... ATASCO, un gentío increíble parando el tráfico y, cuando eso se quedó corto, empezaron a tomar los vehículos literalmente... autobús que pasaba por la calle, egipcios que se subían al techo con banderas nacionales... coche que pasaba, pues si iba vacío los que iban andando le decían si podían montarse... moto sin acompañante, allá que se montaba el que fuera para sacudir su bandera y gritar cuanto pudiera... y cuando los coches no admitían más gente, entonces van y abren los maleteros para que pueda entrar más gente, y si no, encima del coche de espaldas y a más de 80 por hora... yo no sé si hubo muertos en las celebraciones pero papeletas tenían muchos! Aquí podéis ver en el video cómo toman los buses públicos!


Y es que ayer salió todo Egipto a la calle... y todo Egito significa todo tipo de gente que normalmente puede estar reprimida por prejuicios culturales y religiosos. Se veían mujeres sin velos, solas y gritando y no pasaba nada, como si el fútbol fuera motivo de unión e igualdad para todos, y eso creía yo hasta que andando por el puente de vuelta a casa nos topamos (Pepe, nuestros queridos egipcios y yo) a un grupo de homosexuales, todos ellos varones y celebrando como cualquier otra persona lo que ayer mantuvo en vela a la ciudad, que Egipto se alzaba con la victoria. Pues incluso con tanta alegría y con motivos para dejar atrás diferencias y hacer que las cosas comunes y de interés general mantengan unidas a las personas, la igualdad en este país es imposible... y en situaciones como las de ayer pues te das cuenta de que son metas más que difíciles de alcanzar... palabras de odio y de discriminación son las que se escuchaban, un sinsentido de frases y reproches homófobos y entonces es cuando piensas que es que este sitio no es para mí... cuando te has acostumbrado a vivir en una sociedad más o menos avanzada y donde se empiezan a eliminar tabús que han hecho que las cosas vayan lentas, estar aquí parece que es un paso atrás en lo que a libertades, tolerancia, igualdad y derechos se refiere... o al menos para mí, vivir en un sitio donde los derechos básicos se otorgan en función del sexo con el que hayas nacido o de la condición sexual que tengas no invita más que a salir corriendo de aquí en cuantico se pueda porque es que cuando intentas razonar, o al menos es lo que a mí me pasaba ayer, lo que trataban de hacer era darme motivos para convertirme al islamismo, así que aquí ayer me quedó claro que el orgullo nacional se ve emborronado cuando quien lo celebra no es digno ni de salir a la calle.


Así que en un día como ayer te das cuenta de lo unido que puede estar un país, que las cosas que les importan pueden mover montañas pero no quitar un muro y conseguir que todos seamos iguales.