domingo, 25 de julio de 2010

Backpackers en Siria

Dejamos atrás Jordania y de camino a Siria…


Día 1. El autobús, uno de los dos diarios, sale a las 3 de la tarde del centro de Amman. El precio, 8 JD por persona. El tiempo, unas 5 horas incluyendo el paso por la frontera. El camino… desierto.


La frontera… bueno, dejamos el autobús y una parada en el baño es obligatoria… a mi lado y junto a mis vaqueros cortos y mi camiseta de tirantes, 20 nijabs me rodean… yo ya no se si esto es Siria o Jordania, pero no se ve gente como la que vimos en Amman. Chicas jóvenes cubiertas enteras.


En la frontera en sí, veo el primer burka, que tampoco se llama así, y que es un pañuelo negro que cubre la cara completamente… como ven, sigue siendo un misterio para mí.


Mujeres en la frontera, las justas, son los maridos o familiares los que llevan sus pasaportes y andando.


Salimos de Jordania después de 3 controles policiales y casi 30 minutos esperando a que nos sellen el pasaporte…


Llegamos a Siria… los mismos de antes delante de otros policías que se dedican a hacer un trabajo administrativo, pero más acelerado que el de Jordania, en unos 15 minutos conseguimos pasar la frontera y voila! Estamos en Siria fuera del territorio fronterizo.


Cuando el autobús se desvía de la autovía, entramos en una zona bastante sectorial y dedicada a la reparación de coches… pensamos… esto será una parada que hace antes de ir a Damasco… pues no, eso es Damasco


Como salir de la estación? Conocimos a unos turcos muy majos que hablaban alo de árabe y que se ofrecieron a acompañarnos… 5 montados en un taxi camino de Bab Touma, en el centro de Damasco y una de las puertas de entrada al Old City. Por suerte, mejor que la primera impresión que nos llevamos… más limpio, mejor comunicado y lleno de gente.


Allí quedamos con Amjad y dimos una vuelta por el Old City cargados con todas nuestras mochilas… llegamos reventaos! Pero el sitio increíble, terrazas, tiendas, cafeterías, callejones con encanto e historia… además, todo iluminado con lo que el encanto era mucho mayor.


Después de dar una vuelta por las principales calles, ver la Mezquita de Omayyad y el Mercado, por fin cogemos un taxi hasta la casa de Amjad para poder dejar las cosas.


Paramos un rato, cascamos y de vuelta al Old City… muertos es poco, pero no podemos decir que no a los anfitriones! Así que nos vamos de paseo por las callejuelas y a tomar un algo para saciar el hambre que las comidas no han estado siendo nada regulares… más bien un como lo que pillo y cuando lo pillo!

Día 2. Nos levantamos con música habibi y con un desayuno preparado por Amjad… yo por miedo a que me siente mal no como mucho, pero buena pinta tenía y más de uno habría dado buena cuenta de lo que en la mesa había.


Por desgracia, tenemos que dejar a casa de Amjad así uqe cogemos un taxi y a buscar un hotel… cual, ni idea, le decimos al taxi que nos lleve a Bahsa Street y a buscarnos la vida… los precios, caros, mas de 30 euros por noche por habitaciones regulares y pequeñas, pero no nos queda otra, así que dormimos en el Diwan Hotel por 1750 SYP, unos 30 euros al cambio con desayuno incluido, aunque para lo que tomamos, podrían habernos descontado el dinero y dejarnos sin desayuno.


A la calle!!! Empezamos por el Mercadillo, atiborrado de gente como todo, pero esta calle especialmente. Compramos un helado de muerte en Barak y seguimos a la Mezquita de Omayyad.


Al final de Mercadillo, aparece la Mezquita, la más bonita que hemos visto hasta ahora, aunque tampoco es que hayamos visto muchas para estar viviendo en un país musulmán… La entrada, 1 euro por persona e incluye una especie de bata para las mujeres para que se tapen enteras. En el interior, gente acostada y niños correteando. La zona para rezar, separa a hombres y mujeres y es bastante tranquila, al menos quita un poco el sol.


A la salida, a dar vueltas por las callejuelas, a ver Mezquitas, Palacios, Museos, puestecillos y a comer comida típica Siria en un restaurante bastante asequible y con comida de muerte. Esta vez la Lonely estaba actualizada, aunque probablemente porque el restaurante llevaba tiempo sin cambiar los precios… para buscar hoteles, la guía está totalmente obsoleta…


Y seguimos callejeando después de comer sin saber muy bien dónde estamos ni a dónde vamos, pero perderse es difícil.


Conforme va atardeciendo, volvemos a la calle principal, a la que esta repleta de puestos con souvenirs y cosas típicas del país, y nos tomamos una Mirinda a espaldas de la Mezquita. Tomamos un gofre y un granizado típico de allí y al hotel no muy tarde… al día siguiente, a madrugar para ir a Palmyra.


Día 3. Nos levantamos y seguimos los consejos de un indio británico que decía que para llegar a la estación de autobuses había que coger el autobús 15… así lo hicimos, y a 500 metros, el conductor nos dice que bajemos y cojamos un minibus… nos tomó bien el pelo… después de llegar a la estación… por allí pasaba el autobús 15. Pero bueno, la carrera nos salió por menos de 1 euro así que tampoco fue tan malo…


En la Pullman Station, un montón de buses que van a todos sitios… nosotros cogemos el que sale a la de ya a Palmyra, 200 SYP, 3 horas. El autobús, ni cómodo ni incómodo, simplemente sirio.


3 horas después. Estamos en Palmyra. Taxistas que ofrecen llevarte a las ruinas, a Citadel o a un hotel. Hoteleros que te ofrecen habitaciones. Nosotros nos decantamos por eso. Al Fadis Hotel o algo así se llamaba el nuestro… eso no era ni hotel ni nada. Licencia no tendría, y una inspección de Sanidad tampoco la pasaba… el precio, 400 SYP, 8 euros la doble con aire acondicionado, toallas que dejan bolas, balcón con vistas a las ruinas y a Citadel y una caterva de indios alojados allí.


Y rumbo a las ruinas. Recomendaciones de la Lonely: ir cargados de agua! Y no es tontería… una buena caminata bajo el sol y sin sombra alguna…


Lo que se ve, ruinas romanas, un anfiteatro romano y el Templo de Bel, hoy día prácticamente derruido, pero quedan restos suficientes como para que sea Patrimonio de la UNESCO y te cobre 150 por persona para entrar.


Aparte de las ruinas, las visitas que hay que hacer son el Valle de las Tumbas y Citadel.


El Valle de las Tumbas es un conjunto de tumbas de diferentes estilos en medio del desierto y para las que hace falta tanto entrada como un coche para poder llegar ya que están a unos 4 kms de las ruinas.


Citadel, lo recomiendan para ir a ver el atardecer, así que todos los turistas que ese día andaban por Palmyra estaban en lo alto de Citadel dando una vuelta y esperando ver meterse el sol.


Y con poco más que la cena se acabo el día…


Día 4. Nos levantamos sin saber la paliza de día que nos esperaba… autobús hasta Homs (que no merecía ese nombre) sin aire acondicionado ni sillas para todos los pasajeros. Trayecto, 2 horas. Precio, 75 SYP.


Llegamos a Homs y autobús urbano de 40 minutos para ir a otra estación desde donde salen los minibuses hasta el Crac de los Caballeros. Trayecto, 1.30 horas. Precio, 50 SYP. Comodidades, nulas.


Por fin llegamos al Crac de los Caballeros, con un espacio muy bien pensado para que los que van viajando dejen las mochilas. Entrada, 150 SYP. Pegas, que estaban de obras y había obreros por todo el castillo montando un escenario nocturno. Las vistas desde allí, geniales, y el castillo también, pero mejor lo describen las fotos.


Para salir de allí, minibus otra vez hasta la autovía. Ahí, nos dejan y a hacer autostop para que alguien nos lleve a Tartus. No nos para ni un minibus, pero al poco, un Hyundai con 6 pasajeros se para y dice que nos lleva… Cómo? Le digo a Pepe, si van 6 ya! Pues nada, aquí los asientos no son uno por pasajero, sino uno para todos los que quepan… 8 viajamos hasta Tartus. Nos dejaron el la Catedral y a buscar un hotel. La Lonely volvió a fallarnos, los precios no son los que ponían, pero al final dormimos por 800 SYP en el Daniel Hotel, con un recepcionista/dueño digno de ver… El pueblo tenía poco más que una Iglesia, una Mezquita y una Isla a la que no fuimos. Es la primera vez que me sale una cucaracha en un plato… pero bueno…


Día 5. Salimos de Tartus en un bus que tarda una hora en llegar a Latakkia, otro pueblo costero y para nuestra sorpresa donde las mujeres van vestidas con tirantes, faldas o pantalones cortos… para dormir, Hotel Latakkia, habitación doble pero con baño común… 400 SYP. El altavoz de la Mezquita por poco no se mete dentro de la habitación. El dueño, un sirio empeñado en llamarnos árabes pero que se indignaba si lo comparábamos con los egipcios.


Dejamos la habitación y a buscar un minibus que nos lleve al Castillo de Saladino, a 30 kilómetros de la ciudad. Precio, 20 SYP, 1 hora. Al bajar, el Castillo queda a unos 10 kilómetros así que o taxi, o autostop o moto. Nosotros nos montamos en una moto los 2 más el conductor y fuimos la mar de cómodos. Ida y vuelta por 100 SYP.


El Castillo, probablemente más grande que el otro pero peor conservado. La entrada como siempre, 150 SYP.


Estábamos de vuelta en la ciudad a medio día así que a buscar algo para comer. Nos dimos un lujo. Entramos a un sitio llamado Mandaloun, genial y muy barato para la calidad y el servicio que dan. El resto de la tarde, tomando un batido de vainilla y paseando por la ciudad, que dicho sea, poco tiene que ver ya que la Corniche se cerró y no se puede pasear por la orilla del mar que ha pasado a ser un puerto.


Día 6. Latakkia – Aleppo. CRIMINAL! Nos montaron en un medio bus incomodísimo y lleno y fuimos 2 horas por puertos llenos de curvas… sin duda el peor trayecto. A las 3.30 horas llegamos a Aleppo.


El cambio increíble, volvemos a zona musulmana, mujeres cubiertas enteras y que escasean por las calles.


Buscamos de nuevo los hoteles recomendados en la Lonely pero los precios se han doblado… nos metemos al Spring Flower Hotel que resulta estar genial y muy barato, 650 SYP la habitación. El dueño, un exabogado que probablemente dejara la profesión por sus dificultades para ser claro y directo, un figura rarísimo al que más vale no darle conversación.


Aleppo… salimos del hotel y por casualidad nos topamos con un hombre que paso 11 años en España. Sin ni siquiera preguntarnos, dice VENGA! Y se nos une en el paseo… bueno, mas bien, lo guía, hacemos lo que quiere… Nos enseña la Mezquita de Omayyad, el Zoco y el Castillo y por fin nos deja descansar un pelín y comer algo que estábamos desmayados. La comida de Aleppo muy buena, la carne, el Toshka y los zumos.


Visitamos el Castillo y la Mezquita, y cuando volvemos al zoco a dar una vuelta ya esta cerrado… esto no es El Cairo!


Día 7. En Aleppo los viernes se cierra todo, así que acostumbrados al ritmo de El Cairo, se hace raro. Nos vamos a las ciudades muertas y vemos San Simeón de paso, casi lo único que merece la pena del tour en el que nos metimos por 600 SYP por cabeza.


A la vuelta, Aleppo esta muerto y no tenemos donde ir a dar una vuelta, así que nos vamos a la plaza del pueblo a comer cacahuetes y a ver pasar a los locales. El viaje se acaba.



Día 8. Ultimo día de nuestras vacaciones… lo pasamos entero viajando! Cogimos el bus Aleppo-Damasco a las 6.30 de la mañana y el avión de vuelta aterrizo en El Cairo a las 6.30 de la tarde… entre medias, nada más que autobuses, esperas, colas y desesperación.


El viaje, genial, aunque cansado… nuestra idea era alquilar un coche, pero como adelantamos la salida un día cambiamos los planes… y acabamos dando tumbos por todos estos sitios! Lo que nos hemos gastado entre los 2 países, 375 euros por persona en comer, dormir, movernos y entradas… sin contar los vuelos que son un pico! Pero el viaje es recomendable. Nos dejamos sin ver Aphamea pero será para la siguiente visita.



Jordania: Petra y el Mar Muerto

Por fin llegaron las vacaciones… el plan, pasar 9 días entre Jordania y Siria.


Jueves por la tarde volamos a Jordania, a Amman. A la llegada, un aeropuerto bastante simple, sin muchas comunicaciones con la ciudad más que un bus cada hora que se retraso 20 minutos…


La primera impresión… esto es más caro que Egipto! La segunda… es que esto no es Egipto! Carreteras con asfalto uniforme, autobuses limpios, gente a la orilla de la carretera haciendo barbacoas… y la geografía, allí montañas y pinadas, diferente de las llanuras interminables que dominan en este país.

Para llegar al centro, el bus desde el aeropuerto cuesta 3 JD, y luego hay que coger un taxi hasta donde quieras llegar… así que por 8 JD (unos 9 euros) estábamos en la casa de Kirsten, una americana que estudia árabe en Amman y que nos acogió las 2 noches que estuvimos allí.

El centro, o no, no estoy segura de qué parte de la ciudad era, con un ambiente tremendo, gente joven, vestida como en cualquier ciudad europea, y titada en terrazas o bancos públicos, tocando la guitarra, viendo la tele al aire libre o haciendo lo que se prestara, como decía, esto no es Egipto.

Pronto a dormir y al día siguiente paliza hasta Petra


Fuimos en minibus, un trayecto de 3 horas sin aire acondicionado y a 35 grados… el precio, 3 JD por persona, poco más de 6 euros. Una vez te sueltan en el pueblo, basta con coger un taxi hasta la entrada a Petra y no pagar más de 1 JD.


La entrada… eso es lo mejor… la Lonely Planet resulta no estar demasiado actualizada en este país… además, los precios cambian anualmente así que por mucho que la actualicen cada par de años siempre estará desactualizada… el carnet de estudiante, ni por asomo, así que a pagar los 33 JD de entrada por persona, unos 70 euros entre los 2… un sablazo vamos. El sitio es genial, pero el precio, desorbitado… no es cuestión de sangrar a los extranjeros que se acercan hasta allí que ya se están dejando el dinero en los restaurantes, los hoteles, los transportes y los/las guías…


Y al fin dentro… un camino desértico hasta llegar al Siq, un corredor de 1.200 metros con montañas a ambos lados y de las que dicen que algunas alcanzan los 80 metros… yo esas creo que no las vi! Aunque ir por el interior y disfrutar de un rato de sombra se agradecía y no poco… y más nosotros que teníamos que ir a “pijo sacao” para hacer todo el recorrido en 4 horas y poder coger el autobús de vuelta a Amman…


Al final del Siq, la imagen que todo el mundo tiene de Petra, entre muros muy altos de color rojizo, una estructura similar a una capilla se atisba al fondo, Al-Khazneh (El Tesoro), en realidad, era la tumba de un importante rey nabateo del Siglo I A.C. Se cree que después se utilizó como templo. Impresionante, una excavación de 30 metros de ancho y 43 de alto en plena montaña, tiene merecido el ser una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno.


Desde el Tesoro hasta el Teatro, tumbas nabateas y cuevas en las montañas adornan el paisaje.


El Teatro, similar a los romanos pero de construcción nabatea, refleja la influencia romana que se extendía ya en estos años en Oriente Próximo. Conservado de manera increíble, aunque no se puede entrar a las gradas.


Lo siguiente, cansados ya del sol en la cabeza y de un calor insoportable, la Tumba de la Urna, situada en lo alto de una montaña, es la mayor de las tumbas reales que hay en Petra. Construida sobre el 70 A.C., se modificó en el Siglo V para convertirse en una Iglesia Bizantina.


Las siguientes tumbas, nos las saltamos porque ni idea de dónde estaban… no las vimos hasta llegar a la Calle Columnada… así que a lo lejos vimos la Tumba del Palacio y la Tumba de Sextius Florentius.


Ya nos quedaba poco… Qasr al-Bint, probablemente el principal templo de la capital nabatea y que ha sobrevivido a terremotos e inundaciones.


Por último, y después de 3 horas andando sin parar… Ad-Deir, el Monasterio… 800 escalones tallados en la roca te llevan hasta el… nosotros no pudimos llegar… no llevábamos el calzado adecuado… tanto andar para nada! Así que marcha atrás y a llegar al inicio que hay que coger el bus…


La vuelta, criminal, unos 3 kilómetros cuesta arriba con un sol radiante a las 3 de la tarde… único para deshidratarse.


Una hora después de lo anunciado, por fin el bus de vuelta a Amman y a descansar un rato…


Al día siguiente, rumbo al Mar Muerto, famoso por la cantidad de sal que contiene, sus propiedades curativas y por estar bajo el nivel del mar… el resultado, que aunque quieras no te hundes. El agua, un tanto desilusionante, mal olor, aceitosa y ardiendo! El precio, 15 JD por entrar más el transporte de ida y vuelta… 17 JD entre lo dos.


El tiempo en el Mar, una hora como mucho… a las 3 salía nuestro bus a Damasco desde Amman.


Así que así pasamos los dos primeros días, corriendo de un lado para otro sin saber que los 7 siguientes iban a ser aun peores… autobuses, minibuses, motos y autostop para movernos por Siria.