Primeros días en Egipto

Bueno, después de casi 3 semanas por fin empiezo a acomodarme un poco.

La verdad es que el día que aterricé aquí dije: ¡Qué chulo está esto! Eran las 11 de la noche y los edificios se veían solo iluminados por luces y la luna... pero al despertar a la mañana siguiente... bueno, resulta que me encontré con una ciudad marrón, sin el más mínimo atisbo de luminosidad, y diferente a mi primera impresión... pero bueno, con el paso de los días pues te acostumbras a ver eso, una ciudad marrón en la que conviven coches modernos con carros tirados por burros... supermercados repletos de productos de importanción con cajas de madera puestas en la calle para vender a quien pase... es una ciudad de contrastes por donde quiera que vayas, y más siendo extranjeros, y siendo mujer, no es que sea un acoso constante al que te ves sometida, pero si que notas que todos los ojos van hacia tí cuando pasas por la calle, y más aún cuando te cruzas con mujeres tapadas completamente con un burka... ellas me miran sorprendidas, o eso quiero pensar, y es que a mi me pasa lo mismo, no puedo evitar mirar sorprendida las diferencias que nos separan, yo con vaqueros, camisetas de manga corta y sandalias, y ellas con un velo negro que les cubre de la cabeza a los pies y solo se les pueden ver los ojos...

Por el momento no he descubierto mucho del país, ni de la ciudad, la verdad es que estoy esperando a que llegue Pepe para poder adentrarnos en cualquier sitio, en los mercados, en las mezquitas y en la sociedad, esa que a mí me mira siempre con un ojo crítico...